• “Yo era una potra salvaje”
  • Una yal, una cafre
  • Mesera, cajera, vendedora de ropa y perfumes piratea’ os

21/02/17 – PARECÍA un stand up comedy, a juzgar por las risotadas que provocaban sus comentarios en torno a los detalles expuestos que motivaron la creación del libro “Casi Casi Primera Dama”. Incluso, y seguramente sin proponérselo, Alexandra Fuentes logró impartir a los fanáticos que la siguen en los programas de televisión, una hora de sana diversión.

El encuentro con el público y un reducido grupo de medios de entretenimiento se realizó en la tienda Bookmarc, en Plaza Las Américas. En el anunciado instore que se extenderá a través de una gira promocional, la animadora de “Alexandra A Las 12” comenzó agradeciendo a su esposo David Bernier, a sus padres y sus hijos “que a pesar de su corta edad tuvieron la paciencia para entender el momento difícil, intenso y complicado que atravesábamos”, en el proceso de la campaña política.

“Casi Casi Primera Dama” ha sido todo un éxito. Alexandra plasma las experiencias vividas en el ruedo político de una forma sencilla, sin presumir de escritora “ni nada por el estilo”. (“Hace tres años recibí una invitación para escribir una columna en Primera Hora como colaboradora. <<Puedo escribir, pero a mi estilo>>, les dije. <<Eso es lo que queremos>>, me contestaron”, relata la también comediante ante unos atentos espectadores).

David, cuenta, tuvo que meter el pico en el asunto. El primer escrito “me lo machucó completo”. Por ese sentido protector, y por muchas muchas otras razones, “soy fanática de mi esposo en todo el sentido de la palabra”.

Ale, como la llaman cariñosamente, giró entonces su vista hacia su esposo, sentado al lado de sus dos retoños. Adrián, muy tímido por el gentío, escondía su rosto con su camisa, mientras que la pizpireta Miranda levantaba sus brazos señal de celebración. Junto a ellos, la madre de la conductora.

“Él me ha enseñado muchas cosas… a David le debo demasiado. Tengo tres maestros, mi papá, mi mamá y mi esposo. Pero David me ha enseñado a cómo controlarme. Cuando él me cogió (en la época en que dio inicio la relación romántica) yo era una potra salvaje. Él tuvo que poco a poco… <Espérate, ven acá…>>, reaccionó. Y yo estoy segura que, si no lo hubiese tenido a él en mi camino, habría metido las patas hace raaaatooo. Digo, meto las patas y las saco, pero nada grande. Y David me ha dado ese balance que es tan importante en la vida”, señala desde el podio.

Así las cosas, Alexandra explica que ha ido asumiendo las situaciones con valentía, humor y tratando de poner la mejor cara. De esta forma, nace “Casi Casi Primera Dama”, donde presenta “lo que es mi fórmula”. (“No es perfecta, no es única, pero es mi fórmula> Es una fórmula que me ha dado herramientas para ya sea en la política o en situaciones adversas que nos presente la vida”, dice).

En su amena locución Alexandra trajo a colación diversas anécdotas de cuando se desempeñaba en oficios part time, y cómo la susodicha fórmula la ayudó en determinados momentos.

“No fui la mejor mesera, pero sí una de las mejores meseras. A lo mejor no la mejor cajera, pero sí una de las mejores de Puerto Rico. Soy  una gran vendedora de ropa y de perfumes piratea’os.  ¡Digo!, yo no sabía. Mami tampoco. Si no, no me hubiera dejado venderlos. En ese tiempo no pasaba nada”, relata ante un público evidentemente divertido con su narración.

La creadora de “Casi Casi Primera Dama” advierte que dicha publicación no es de contenido político, sino todo lo contrario. Son sus experiencias de cómo sobrevivió en una exposición con ribetes de humor de lo escrito desde su “derrota”.

“Escribo con optimismo y entusiasmo para ayudar a muchas personas a darse cuenta de que esas cosas que no les prestamos importancia son las que nos ayudan a echar pa’ lante”, explica sobre el libro que comenzó a escribir mucho antes del stand up y que trazó junto a Carlos Vega y que se llamaría ”Sin Maquillaje”.

El inesperado giro que tomó el “Casi Casi” la inspiró a transformar y presentar las vivencias de la campaña.

 “Hay muchas que son alegres, otras que son desastrosas, hay otras que son muy tristes. Aquí ustedes no van a encontrar bochinches de campaña porque David no me dejó. <<David, pero vamos a meter un bochinche>>, le pedí. <<No te atreves. Saca, saca, saca, eso no va>>, insistió. Pero pensé que lo podía decir en el stand up”, se conformó.

Algunas de esas historias narradas, tuvo lugar cuando se presentó al País durante la campaña.

“David llegó a casa con una tarjetita como con diez cosas que debía quitar y que había incluido en mi stand up. <<Noooooo… yo no me metí en tu campaña, no te metas en mi show>>, respondí”, contó la Alexandra dando pie a nuevas carcajadas.

Y se le quiebra la voz al confesar que tantos momentos intensos los han fortalecido como pareja.

La también actriz aprovecha la ocasión para relatar uno de esos eventos en los que la política se manifiesta de forma “malvada y perversa”. (“David es uno de esos funcionarios que se atrevió a renunciar a la liquidación que les dan a los secretarios. Cuando terminó su función debía haber recibido $60,000, pero renunció a ese dinero me bajó una lágrima. <<Mal rayo parta>>, pensé. Un año entero sin devengar, sin esa entrada económica de David. Nos quedamos calladitos, no dijimos ná. Pero salió un político del otro bando a exigir: <<¡Que David diga lo que hizo con esa liquidación!>>. Aquel hombre insistía en que lo dijéramos de una forma u otra. Al final nosotros nos expresamos. Pero hizo mucho daño en el camino porque muchas personas pensaron que habíamos aceptado esa liquidación”, rememora.

También tuvo que enfrentar, explica, cuando le decían en plena campaña que se iba a convertir en la Primera Dama Yal o en la Primera Dama Cafre.

“Al final del día no me iba a poner un maquillaje que no me pertenecía por tratar de ser otra persona. De ahí a que una de las cosas que presento en mi libro es la importancia de ser auténtico y cómo eres hasta donde Dios nos permita ser”, reflexiona ésta casi Primera Dama sobre “la importancia de no olvidar que se vive para ser feliz”.

Por Helda Ribera Chevremont

(Fotos: David Díaz)