Helda Ribera Chevremont, Periodista

LA notoriedad alcanzada por la abogada Mayra López Mulero, comenzó a escalar a mediados de la década de los 90’s . Sobre todo, en el descargo apasionado de sus funciones contra el narcotráfico siendo fiscal. Muchos recordarán aquel sonado caso de trasiego de drogas en el que se vio involucrado Alfredo Cotto, entonces integrante de Grupomanía. El tribunal despachó con un No Ha Lugar dicha imputación.

Su labor como representante del Ministerio Público la exponían a una serie de amenazas de muerte. Algunas de estas se habían materializado en atentados, aunque ninguna le causó daño físico.

En 2000 López Mulero se incorporó a una intensa rutina de boxeo para canalizar las tensiones que generaba su función. El entrenamiento diario le permitía encarrilar todo el cúmulo de emociones que debía reprimir durante las litigaciones en los tribunales de Puerto Rico. De alguna manera, y en el caso del boxeo, ese estrés se traducía en golpes y movimientos rápidos y precisos.

-Estas en una posición vulnerable en términos de tus ataques a las estructuras del narcotráfico y la corrupción, ¿de qué forma te proteges?

-La Policía de Puerto Rico y los funcionarios del Orden Público siempre me cuidan muchísimo. Dondequiera que me encuentro, ellos están pendientes de que mi espacio no sea invadido por alguien que me quiera hacer daño. El miedo nunca me ha detenido en el descargo de mis funciones. No me arrepiento de haber sido implacable con los delincuentes más temibles de mi país. Tengo los recursos y el apoyo de las autoridades para poder preservar mi integridad personal y espiritual.

Durante el encuentro de la actual representante legal del hijo del exsecretario de Hacienda, Raúl Maldonado, compartió con esta reportera en un gimnasio del Área Metropolitana, el orgullo de un origen humilde.

“Nací en San Juan y me crié en Carolina, en el núcleo de una familia de clase trabajadora y de tres hermanos, solo uno es de doble vínculo. Yo no tenía tiempo que perder. Me independicé joven y me concentré en los asuntos políticos y sociales de mi País”, contó en aquel momento.

Mayra, quien renunció al programa radial “Nación Z” tras negársele el pasado año la entrada al estudio mientras se entrevistaba de forma exclusiva al exgobernador Ricardo Rosselló, estudió en Toledo, España. Confesaba que la experiencia había aportado significativamente la forma de ver la vida.

En la actualidad, Mayra conduce un espacio radial en el 580, a las 3:00 de la tarde; y lidera el segmento “No Nos Callan”, los martes, miércoles y jueves, en el programa “Jugando Pelota Dura”, por Univision Puerto Rico con emisiones en cuatro mercados de los Estados Unidos.

La letrada se enfrascó en cursos de Ciencias Políticas e Historia del Arte y Literatura, gracias a la beca que recibió por parte de la Fundación Ortega y Gasset y el Instituto de Cooperación Iberoamericana. De regreso a Puerto Rico, ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad Católica. Se graduó en 1987 y revalidó un año más tarde.

Durante esta entrevista realizada hace 20 años, Mayra intercambiaba puños con el entonces novel José Chapu de Jesús, catalogado en esa ocasión como uno de los mejores prospectos jóvenes con los que contaba Puerto Rico. Al púgil de la barriada Jurutungo lo asombraba “la forma que combina su fuerza con la rapidez”, y no dudaba en que la fiscal podía convertirse en una campeona mundial.

“No lo descarto – auguraba – Soy persona de grandes retos. Observo como a nivel mundial comienzan a despuntar mujeres en el deporte del boxeo. Casualmente, algunas de ellas son abogadas. ¡Quién sabe! A lo mejor Puerto Rico no solo tiene a Mayra López Mulero dando golpes contra el crimen, sino también a nivel de boxeo internacional”, recalcó la exalumna de la Escuela Margarita Janer en su etapa estudiantil.

El amor…

“Me he enamorado, pero no es fácil conseguir pareja. He tenido decepciones. Soy muy saludable mentalmente y estoy rodeada de personas que me quieren. Los que conocen al ser humano que habita en mi interior, suplen todo ese afecto que necesitamos para sostener los grande retos”, dijo en esos días para agregar que la persona que despertaba su interés romántico debía ser “inteligente, sensible y solidaria”.