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Cristina “Greca” Martínez, copropitaria Latte Que Latte

Hace 12 meses doné mi cabello por una causa. Fue un motivo solidario en apoyo a personas muy cercanas a mí.  Personas que batallaban en ese momento o tuvieron que luchar contra el cáncer. Mi tía titi Mode, Modesta Otero, una gran mujer. Eliel Cotto, el adorado hijo de mi socio Amilcar. Y mi padre, el caballero Amador Martínez.

Hoy, un año después… ¡qué mucho ha cambiado el panorama! Titi Mode ya no está con nosotros, perdió su batalla contra el cáncer hace unos meses… Gran guerrera, hermosa mujer. ¡Eliel esta como coco! Y a Dios le damos gracias por eso.

En cuanto a mi padre, pues estas letras las escribo desde la Florida adónde me encuentro buscando respuestas y soluciones ante un nuevo diagnóstico.  Un nuevo cáncer, más grande, más agresivo. Hoy mi cabeza rapada es interna. Así como hace 12 meses me desprendí de mi cabello alterando mi vida en maneras que jamás imagine.

Hoy repito la historia. Lo he dejado todo para salvarlo. Pongo mi rutina en pausa para lucharlo con él.

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Amilcar Cotto

Ayer, mientras mi padre era sometido a otra intervención médica recibí la llamada de un verdadero ángel: mi socio Amílcar Cotto.

“Mañana es la actividad del CAP (Fundación Cáncer Pediátrico) y me voy a afeitar por tu padre”, me dijo.

Estas palabras calaron más hondo de lo que jamás pensé sería posible. Hoy puedo entender aun más lo hermoso de este gesto. Esto es amor. Amor que se siente. Como si te dijeran: “Estoy contigo, sufro contigo”.

Raparse la cabeza es un sufrimiento. ¡Claro que lo es! Es algo duro, difícil, es algo que nadie debería experimentar a menos que sea voluntario. El mero hecho que alguien decide sufrir por ti, por tu familia, por los tuyos…Eso es el amor hecho verbo, hecho acción. Gracias Amilcar Cotto por hacerte amor.