ARCÁNGEL aseguraba a esta reportera que no habían existido navidades tan felices como los que experimentaba aquel diciembre de 2011, por tener a su lado a sus retoños Austin Alejandro y Angelique Lucero. La razón era que en esa ocasión habían podido compartir al mismo tiempo y bajo el mismo techo con sus pequeños.

La amplia residencia olía a canela. Los adornos y el árbol navideño llenaban de luz el ambiente de alegría que se percibía en el núcleo familiar.

“Casi siempre es uno por separado. En esas ocasiones me siento contento… pero siempre estoy pensando en el otro. Mi deseo es tenerlos a los dos en casa. Pero por razones equivocadas, esas son cosas que nunca voy a poder arreglar porque se trata de dos mujeres diferentes”, contaba el reguetonero sobre las madres de sus hijos.

Angelique, quien entonces estaba a días de cumplir sus tres anitos, radicaba en Orlando, Florida, y estaría en Puerto Rico por un tiempo indefinido.

“Duerme conmigo y es una chulería. No se me despega. En el nene me veo reflejado porque es igualito a mí. Claro, 100 veces mejorado. Mi mamá dice que le parece estar viviendo en el pasado por el gran parecido que tenemos los dos. Cuando él se queda en casa, por las mañanas mami lo baña, lo viste y me despierta para llevarlo a la escuela”, relataba el artista evidenciando el apego a sus niños.

Arcángel admite que su primogénito es travieso, “como todo niño, pero yo era cuatro veces peor”. (“Y no es que yo las vaya a pagar porque nunca le he hecho daño a nadie. Pienso en el futuro porque estoy muy adelantado… Tampoco me gustaría que la nena tuviera novio para que no se vaya a encontrar otro como yo de problemático”, decía con seriedad).

En cuanto a la posibilidad de tener que lidiar con padrastros, el artista me admitía que ese ha sido su miedo, su gran preocupación.

“Y más en Puerto Rico donde se ve tanto abuso contra la mujer y niños maltratados y asesinados. ¡Wow!, si eso me llegara a pasar yo me vuelvo loco. Soy chiquito y flaco, pero aquí (se tocaba la frente)… sería un desastre si llegara a aparecer alguien sobre la faz de la tierra que tocara a un hijo mío”, decía mientras su madre Carmen Rosa hacia un gesto similar al de Arcángel.

No obstante, sostenía que confiaba en el juicio de sus exparejas a la hora de rehacer sus vidas.

“En el caso de Angelique, sobre todo, tiene que buscar a alguien que me supere en valores familiares. No importan lo que digan por ahí, eso no me quita el sueño. Tampoco creo en los padres que abandonan a sus hijos para criar a otros. Si no puede ocuparse del suyo, ¿cómo va a dar calor a los demás? Soy protector y maniático. Siempre voy a estar pendiente y tendré que verme las caras con las madres de Austin y Angelique, aunque no estemos juntos. Y si ellas no me quieren ver, yo si quiero verlas a ellas”, expresaba el intérprete de “Por Amar A Ciegas” que para esa época se convertía en un éxito.

Cuando intenté ser un hombre, esposo y padre, “era tan y tan nene que no me fue bien”. (“En esa época era súper altanero, me creía el rey del mundo. No sabia diferenciar una cosa de la otra”, enfatizaba el cantante atento al bullicio que provocaban sus herederos en aquella mañana de Navidad).

Por Helda Ribera Chevremont

(Fotos: Gabriela Fuentes)