GISELLE Blondet se convirtió en madre y esposa al tiempo que era la más famoso y representativa de aquella nueva generación de actrices puertorriqueñas. Era la niña mimada. A los 20 años proyectaba una imagen inocente y candorosa.
“Una de las cosas que más sobresale en mi carrera es que prácticamente empecé a trabajar frente a las cámaras de televisión siendo una bebé. La gente me ha visto crecer, casarme, formar un hogar y tener una hija. El público que ha seguido mi trayectoria me saluda en la calle y me habla como si yo fuera arte de su familia”, reflexionaba la actriz durante una pausa en la grabación de la telenovela “De Que Color Es El Amor” junto al guapo Daniel Lugo en Telemundo.
Para entonces, el galanazo boricua también estaba en uno de sus mejores momentos a juzgar por la continua actividad que venía desplegando en esa etapa. Su decisión de regresar a la Isla, luego de haber cosechado resonantes laureles en el exterior, le había rendido muchos frutos.
“De no haber sido contratado por Telemundo para estelarizar esta novela, yo estaría de nuevo preparando mis bártulos para regresar a Venezuela. Ahora he aplazado esos planes. Tengo proyectado presentar en ese país <El Prestamista>. Ese trabajo teatral me interesa mucho”, comentaba.
En cuanto al tema de las escenas románticas de entonces junto a Daniel, Giselle admitía que ese tipo de caracterización era necesaria en una telenovela, “aunque no sea de mi predilección”.
“Prefiero las estampas tiernas, no fuertes o pasionales. Que lleven un mensaje de amor positivo. Claro, es importante establecer una buena comunicación con la pareja. Las escenas de amor ahora tienen un significado especial para mí. No solo soy una mujer casada, sino que tengo una nena, y cando eso sucede, una le da otro valor al asunto. Se trata de cuidar más mi imagen”, apuntaba.
Para esa época, su esposo Luis Iglesias, según decía ella, reaccionaba con un entusiasmo desbordante por su regreso a las telenovelas.
“Hasta ensayamos juntos el libreto. Me ha dicho que me despreocupe de la cocina y que me concentre en el trabajo. Pero primer atiendo a mi marido y a mi nena…Cuando ya he cumplido con ellos, me meto en la bañera y comienzo a leer el libreto. Hago lo mismo en el carro, en la cafetería, cuando me están maquillando y entre cada una de las escenas”, mencionaba.
De hecho, Giselle explicaba que antes de aceptar el papel junto a Daniel, ella y su esposo dialogaron.
“Todo quedó aclarado. Daniel es un galán como han sido los demás. Es un veterano, vertical y muy profesional. Pero desconozco detalles de su vida privada. Ni tan siquiera sé si es casado o no”, recalco.
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