26/03/2023  ̶ ¿QUIÉN ha deseado vivir mejor? A este sueño aspiraban los jíbaros puertorriqueños protagonistas de la vi obra “La Carreta” que se trasladan a San Juan y de ahí a New York, anhelando mejores estándares de vida, además de mantenerse unidos como familia en una vivienda segura y un empleo digno.

Ese  tema original de “La Carreta”  – cuya autoría es del dramaturgo René Marqués en el 1953  –  quedó recreado en esta adaptación al teatro musical tan reciente como la noche del sábado 25 de marzo, cuando un gran elenco la dramatizara a las 8:00 de la noche en el Centro de Bellas Artes Luis A. Ferré, luego de funciones exitosas el fin de semana anterior.

Con excelentes matices de voz, los actores transmitieron al público su sentir e identidad, ya fuera con parlamentos sencillos, intensos, cantados o alternados con música instrumental en este género dramático. El musical también contó con coreografías de Carlitos Hernández y estuvo dirigido por el prominente de las artes, Gil René Rodríguez, para quien fue un sueño realizado.

La emblemática obra elaborada en 3 actos, tuvo 19 “retantes” composiciones de este carolinense, según expuso. Entre las melodías, el violín, la flauta, el son del cuatro y otros instrumentos ambientaban el humilde y campestre escenario, previo a la familia se alistaba a dejar el hogar tras perder sus tierras.

Por vergüenza, 4 de sus integrantes se mudaron durante la noche, temiendo ser vistos a su llegada a la capital en el modo que le sirvió de transporte: una vieja y ruidosa carreta tirada por yuntas de bueyes. Pese a ello, albergaban la ilusión de un porvenir prometedor en el nuevo lugar frente al mar, en La Perla. Sin embargo, allí encontraron desdicha y traiciones en un bullicioso ambiente social carente de principios morales. Por eso, con dinero prestado, deciden embarcarse hacia New York, “el país de la felicidad”, descrito por “El Paih De La Felicidad”, uno de los temas en el segundo acto. Allá tampoco aconteció como lo imaginaban, porque entre frío, delincuencia y discrimen contra los puertorriqueños fueron marginados impidiendo su progreso. Es a raíz de una comunicación recibida del aludido “tío Tomás”, que con ilusión deciden regresar a labrar el terruño dejado tiempo atrás, aunque la tragedia tocó las puertas del modesto apartamento en el Bronx, donde habitaba doña Gabriela con su hijo Luis.

El elenco dio vida a los personajes por espacio de dos horas y media. Sully Díaz interpretó a “Doña Gabriela”, una campesina viuda, madre de tres, aferrada a la fe católica, analfabeta con marcada pronunciación de la erre. Braulio Castillo personificó a “Don Chago”, el abuelo anciano arraigado a la tierra y a la siembra. Mantuvo una filosofía de vida de creer en la tierra.

Cuando los hombres nos pateen, antonces queda la tierra pa’ dejalse querel” o “La tierra, propia o ajena, siempre es la tierra”, afirmaba.

La caracterización de “Luis”, el buen hijo mayor, quien intentaba complacer a su madre, estuvo a cargo de Christian Laguna. Era un joven respetuoso, siempre intrigado por las máquinas. Yeidimar Ramos como “Juanita”, representó a la joven enamorada, quien al ser violada intenta suicidarse. Ante la ambición que la llevó a tener una vida dudosa en suelo americano, deja de ser una mujer sumisa. Guiseppe Vázquez fue “Chaguito”, el menor de los hijos, un ladrón condenado a varios años en la cárcel.

También conforman el elenco: Liz Rodríguez, Patricia Vázquez, Idalia Pérez, Joaquín Jarque, Johnathan Dwayne, Laura Cabrera y Marcelo Colón. Además, se unen a estos Martín Alicea, José Camuy, Francisco Martínez, Nydia Resto, Andrés Parsons, Luna Rai, Tiffany Rodríguez, Alies Muñoz, Edmanuel González, Marilú Lavergne y Nasha Padilla. Expresó el director de la Fundación de la Zarzuela y Opereta, que en esta producción participaron “más de 200 personas”.

Entre voces graves, agudas y comunes, a coro o solistas, las letras de cada canción expusieron al público el conflicto de los protagonistas que se adentraban en cada escena haciendo este esfuerzo artístico un verdadero deleite para la audiencia.

En diversos ritmos se escucharon los siguientes números musicales de una acoplada orquesta de 15 músicos, con arreglos de Ricardo Pons: “Eso Eh Tó”, “Don Hilario”, “Yo Creo En La Tierra”, “Yo Aquí No Pueo Jacel Ná”, “Danza Del Recuerdo”, “Que Lindo Eh Er Pueblo”, “Mazurca De La Mudanza”, “La Perla”, “El Perfume De Mamá”, “Ay San Antonio” y “Perdóname”.

En el acto final, formaron parte: “Mi Carreta”, “Máquina”, “Novela De Radio”, “Vete De Aquí” y “La Carta”.

A la vida cotidiana que sobrellevaba doña Gabriela y sus hijos se añaden simbolismos, temples, vicisitudes y preocupaciones de estos y los vecinos, gente que el Puerto Rico de hoy no está ajeno en reconocer aquí o en la diáspora, quienes todavía mantienen la esperanza en el bienestar “¡firmes como ausubo!

Por Ana H. Peña

(Fotos: Gildaly Villanueva)